martes, 30 de junio de 2020

Miedo...


Martes de la XIII Semana del Tiempo Ordinario
El miedo es la herramienta más peligrosa a la que se enfrenta el hombre. El miedo es la falta de control sobre lo que hacemos. Por eso la tempestad hace zozobrar la barca de nuestra vida. Ante las tormentas solo el Señor es capaz de amainar el temporal. Solo la fe es capaz de derrotar al miedo.

Mateo 8, 23-27
En aquel tiempo, subió Jesús a la barca, y sus discípulos lo siguieron.
En esto se produjo una tempestad tan fuerte, que la barca desaparecía entre las olas; él dormía. Se acercaron y lo despertaron gritándole:
«¡Señor, sálvanos, que perecemos!».
Él les dice:
«¿Por qué tenéis miedo, hombres de poca fe?».
Se puso en pie, increpó a los vientos y al mar y vino una gran calma. Los hombres se decían asombrados:
«¿Quién es éste, que hasta el viento y el mar lo obedecen?».

lunes, 29 de junio de 2020

La raíz de la fe...


San Pedro y San Pablo, apóstoles
La confesión de Pedro no es fruto de un esfuerzo humano ni de la sabiduría propia de los hombres, sino de la gracia de Dios. La revelación de Dios a Pedro y su reconocimiento del Hijo de Dios es la clave para entender la misión de Pedro en el nuevo tiempo de la Iglesia. Ahí reside la fuerza de la sucesión apostólica. Sobre la base de la fe se fortalece toda la Iglesia.

Mateo 16, 13-19
En aquel tiempo, al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos:
«¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?».
Ellos contestaron:
«Unos que Juan Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas».
Él les preguntó:
«Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?».
Simón Pedro tomó la palabra y dijo:
«Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo».
Jesús le respondió:
«¡Bienaventurado tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre que está en el cielo.
Ahora yo te digo: tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará.
Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos».

domingo, 28 de junio de 2020

Una fe exigente...


XIII Domingo del Tiempo Ordinario
La fe comprometida conlleva una dosis de exigencia elevada. Jesús pide a los creyentes compromiso, radicalidad… Pero no es una exigencia que brote de una imposición, sino la consecuencia lógica de haber elegido libremente dar una respuesta positiva a la llamada de Dios. No se trata de responder a medias a la propuesta de Dios. Se trata de poner la vida entera en ello.

Mateo 10, 37-42
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles:
«El que quiere a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; el que quiere a su hijo o a su hija más que a mí no es digno de mí; y el que no carga con su cruz y me sigue no es digno de mí.
El que encuentre su vida la perderá, y el que pierda su vida por mí la encontrará. El que os recibe a vosotros me recibe a mí, y el que me recibe, recibe al que me ha enviado; el que recibe a un profeta porque es profeta, tendrá recompensa de profeta; y el que recibe a un justo porque es justo, tendrá recompensa de justo.
El que dé a beber, aunque no sea más que un vaso de agua fresca, a uno de estos pequeños, solo porque es mi discípulo, en verdad os digo que no perderá su recompensa».

sábado, 27 de junio de 2020

Confiado...


Sábado de la XII semana del Tiempo Ordinario
Además de un regalo, la fe es un acto supremo de confianza. Fiarte del Otro es poner hasta tu propia vida en sus manos. Convertir la relación de confianza en el centro de la propia existencia y hacer que el resto de las cosas gire en torno a ella. ¿Acaso no es eso una fe comprometida?

Mateo 8, 5-17
En aquel tiempo, al entrar Jesús en Cafarnaún, un centurión se le acercó rogándole:
«Señor, tengo en casa un criado que está en cama paralítico y sufre mucho».
Jesús le contestó:
«Voy yo a curarlo».
Pero el centurión le replicó:
«Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo. Basta que lo digas de palabra, y mi criado quedará sano. Porque yo también vivo bajo disciplina y tengo soldados a mis órdenes; y le dijo a uno: “Ve”, y va; al otro: “Ven”, y viene; a mi criado: “Haz esto”, y lo hace».
Al oírlo, Jesús quedó admirado y dijo a los que le seguían:
«En verdad os digo que en Israel no he encontrado en nadie tanta fe. Os digo que vendrán muchos de oriente y occidente y se sentarán con Abrahán, Isaac y Jacob en el reino de los cielos; en cambio, a los hijos del reino los echarán fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y el rechinar de dientes».
Y dijo Jesús al centurión:
«Vete; que te suceda según has creído».
Y en aquel momento se puso bueno el criado.
Al llegar Jesús a casa de Pedro, vio a su suegra en cama con fiebre; le tocó su mano y se le pasó la fiebre; se levantó y se puso a servirle.
Al anochecer, le llevaron muchos endemoniados; él, con su palabra, expulsó los espíritus y curó a todos los enfermos para que se cumpliera lo dicho por medio del profeta Isaías:
«Él tomó nuestras dolencias y cargó con nuestras enfermedades».

viernes, 26 de junio de 2020

El regalo más grande...


Viernes de la XII semana del Tiempo Ordinario
La fe no es una imposición. Es un don, un regalo que el creyente acoge en la más absoluta libertad y así responde al Señor. Así nos lo deja de manifiesto este relato del Evangelio. El leproso, desde la libertad más absoluta se dirige a Jesús, pero no pretende imponer nada. Es la muestra de fe más genuina. La respuesta del Señor es similar, profundamente libre. Dios quiere curar al hombre de fe.

Mateo 8, 1-4
Al bajar Jesús del monte, lo siguió mucha gente.
En esto, se le acercó un leproso, se arrodilló y le dijo:
«Señor, si quieres, puedes limpiarme».
Extendió la mano y lo tocó, diciendo:
«Quiero, queda limpio».
Y en seguida quedó limpio de la lepra.
Jesús le dijo:
«No se lo digas a nadie, pero ve a presentarte al sacerdote y entrega la ofrenda que mandó Moisés, para que les sirva de testimonio».

jueves, 25 de junio de 2020

Se desbordaron los ríos...


Jueves de la XII semana del Tiempo Ordinario
La coherencia es una de las virtudes más exigentes. Es fácil decir de palabra muchas cosas, pero lo difícil es llevar a la práctica lo que hablamos. El mensaje que el cristiano lleva consigo es más exigente aún, especialmente porque aparenta contrariedad entre los valores de nuestra sociedad. En este contexto resulta más difícil escuchar la Palabra de Dios. En este contexto adquiere una valor mayor la fidelidad a la Palabra de Dios.

Mateo 7, 21-29
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«No todo el que me dice “Señor, Señor” entrará en el reino de cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.
Aquel día muchos dirán:
“Señor, Señor, ¿no hemos profetizado en tu nombre, y en tu nombre echado demonios, y no hemos hecho en tu nombre muchos milagros?”.
Entonces yo les declararé:
“Nunca os he conocido. Alejaos de mí, los que obráis la iniquidad”.
El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica se parece a aquel hombre prudente que edificó su casa sobre roca. Cayó la lluvia, se desbordaron los ríos, soplaron los vientos y descargaron contra la casa; pero no se hundió, porque estaba cimentada sobre roca.
El que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica se parece a aquel hombre necio que edificó su casa sobre arena. Cayó la lluvia, se desbordaron los ríos, soplaron los vientos y rompieron contra la casa, y se derrumbó. Y su ruina fue grande».
Al terminar Jesús este discurso, la gente estaba admirada de su enseñanza, porque les enseñaba con autoridad y no como los escribas.

miércoles, 24 de junio de 2020

La Mano de Dios


Natividad de San Juan Bautista
El nacimiento de Juan muestra la obra de Dios en medio de los hombres. La mano del Señor estaba con él. En la vida de los creyentes siempre está detrás la mano del Señor. No se nos debe olvidar que no es nuestra obra, es la obra de Dios la que nosotros compartimos.

Lucas 1, 57-66. 80
A Isabel se le cumplió el tiempo del parto y dio a luz un hijo. Se enteraron sus vecinos y parientes de que el Señor le había hecho una gran misericordia, y se alegraban con ella.
A los ocho días vinieron a circuncidar al niño, y querían llamarlo Zacarías, como su padre; pero la madre intervino diciendo:
«¡ No! Se va a llamar Juan».
Y le dijeron:
«Ninguno de tus parientes se llama así».
Entonces preguntaban por señas al padre cómo quería que se llamase. Él pidió una tablilla y escribió:
«Juan es su nombre». Y todos se quedaron maravillados.
Inmediatamente se le soltó la boca y la lengua, y empezó a hablar bendiciendo a Dios.
Los vecinos quedaron sobrecogidos, y se comentaban todos estos hechos por toda la montaña de Judea. Y todos los que los oían reflexionaban diciendo:
«Pues ¿qué será este niño?».
Porque la mano del Señor estaba con él.
El niño crecía y se fortalecía en el espíritu, y vivía en lugares desiertos hasta los días de su manifestación a Israel.

martes, 23 de junio de 2020

Elegir...


Martes de la XII semana del Tiempo Ordinario
El Evangelio nos sitúa en la encrucijada de la vida. El discípulo que escucha y sigue la Palabra de Dios debe responder a la llamada y siempre tiene la opción de elegir. Opciones que pueden parecer difíciles porque exigen renuncias, pero la recompensa es mayor porque busca la felicidad del hombre.

Mateo 7, 6. 12-14
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«No deis lo santo a los perros, ni les echéis vuestras perlas a los cerdos; no sea que las pisoteen con sus patas y después se revuelvan para destrozaros.
Así, pues, todo lo que deseáis que los demás hagan con vosotros, hacedlo vosotros con ellos; pues esta es la Ley y los Profetas.
Entrad por la puerta estrecha. Porque ancha es la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos entran por ellos.
¡Qué estrecha es la puerta y qué angosto el camino que lleva a la vida! Y pocos dan con ellos».

lunes, 22 de junio de 2020

La viga de tu ojo...


Lunes de la XII semana del Tiempo Ordinario
Solemos poner el listón moral sobre los comportamientos morales de los demás excesivamente alto. Pero no hacemos lo mismo con el listón de nuestros comportamientos. Jesús nos invita a reflexionar, pero sobre todo, a mirar de otro modo. A conocer en profundidad al hermano, a amarlo y corregirlo, pero siempre con la mirada misericordiosa de Dios Padre.

Mateo 7,1-5
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«No juzguéis, para que no seáis juzgados. Porque seréis juzgados como juzguéis vosotros, y la medida que uséis, la usarán con vosotros.
¿Por qué te fijas en la mota que tiene tu hermano en el ojo y no reparas en la viga que llevas en el tuyo?
¿Cómo puedes decirle a tu hermano: “Déjame que te saque la mota del ojo”, teniendo una viga en el tuyo? Hipócrita; sácate primero la viga del ojo; entonces verás claro y podrás sacar la mota del ojo de tu hermano»

domingo, 21 de junio de 2020

Hombres de fe...


XII Domingo del Tiempo Ordinario
La propuesta cristiana no siempre es fácil de llevar adelante en nuestras vidas. Nos encontramos, a menudo, con el desánimo por la incomprensión a nuestro alrededor. Nos enfrentamos a la paradoja de saber que ser hijos de Dios nos llena por completo, pero a nuestro alrededor parece que la vida del cristiano no tiene ningún reconocimiento. En medio de este debate la Palabra de Dios nos anima a no rendirnos, a no tener miedo. Y es que el miedo es el mayor enemigo del hombre de fe.

Mateo 10, 26-33
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«No tengáis miedo a los hombres, porque nada hay encubierto, que no llegue a descubrirse; ni nada hay escondido, que no llegue a saberse.
Lo que os digo en la oscuridad, decidlo a la luz, y lo que os digo al oído pregonadlo desde la azotea.
No tengáis miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. No; temed al que puede llevar a la perdición alma y cuerpo en la “gehenna”. ¿No se venden un par de gorriones por uno céntimo? Y, sin embargo, ni uno solo cae al suelo sin que lo disponga vuestro Padre. Pues vosotros hasta los cabellos de la cabeza tenéis contados. Por eso, no tengáis miedo; valéis más vosotros que muchos gorriones.
A quien se declare por mí ante los hombres, yo también me declararé por él ante mi Padre que está en los cielos. Y si uno me niega ante los hombres, yo también lo negaré ante mi Padre que está en los cielos».

sábado, 20 de junio de 2020

Necrológica: Piedrahíta de Castro

En medio de esta excepcional situación que estamos viviendo, es nuestro deber, como Hijos de Dios y miembros de la Iglesia, dirigir a Dios nuestra oración por nuestros difuntos. Ha fallecido Don Domiciano Salvador Esteban. Como solemos hacer, os dejamos aquí una oración por el eterno descanso de nuestro hermano.

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Meditaba...


Inmaculado Corazón de María. Sábado de la XI semana del Tiempo Ordinario
A pesar de que María no acaba de entender todo lo que ocurría en su hijo, ella se mantiene expectante, atenta a los gestos y las palabras de Dios, como lo estuvo en el anuncio. La actitud de escucha y contemplación es modelo para el creyente del siglo XXI.

Lucas 2, 41-51
Los padres de Jesús solían ir cada año a Jerusalén por la fiesta de Pascua.
Cuando Jesús cumplió doce años, subieron a la fiesta según la costumbre y, cuando terminó, se volvieron; pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que lo supieran sus padres.
Estos, creyendo que estaba en la caravana, anduvieron el camino de un día y se pusieron a buscarlo entre los parientes y conocidos; al no encontrarlo, se volvieron a Jerusalén buscándolo.
Y sucedió que, a los tres días, lo encontraron en el templo, sentado en medio de los maestros, escuchándolos y haciéndoles preguntas. Todos los que le oían quedaban asombrados de su talento y de las respuestas que daba.
Al verlo, se quedaron atónitos, y le dijo su madre:
«Hijo, ¿por qué nos has tratado así? Tu padre y yo te buscábamos angustiados».
Él les contestó:
«¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en las cosas de mi Padre?».
Pero ellos no comprendieron lo que les dijo.
Él bajó con ellos y fue a Nazaret y estaba sujeto a ellos.
Su madre conservaba todo esto en su corazón.

viernes, 19 de junio de 2020

En lo profundo del corazón...


Solemnidad Sagrado Corazón de Jesús
La sabiduría de la vida y de la fe no reside en la grandilocuencia de las palabras. De nada sirve la sabiduría humana si no toca el corazón del hombre. Por ello los cristianos saben perfectamente que la mejor forma de evangelizar es ser testigos de lo que experimentamos en nuestro interior. Saber comunicar aquello que nos hace vivir, especialmente a quien nos da la vida. Él nos alivia porque sus palabras son palabras de vida eterna.

Mateo 11, 25-30
En aquel tiempo, tomó la palabra Jesús y dijo:
«Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, así te ha parecido bien.
Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.
Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Tomad mi yugo sobres vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera».

jueves, 18 de junio de 2020

Padrenuestro...


Jueves de la XI semana del Tiempo Ordinario
La oración que Jesús nos presenta en el Evangelio sigue vigente hoy. Con todo lo que entraña llamar a Dios Padre, esa es la forma de dirigirnos a Dios. No es un dios extraño, ni lejano, ni ausente. Es Dios Padre… Derrocha confianza, fe… Pero, cuando rezo el Padrenuestro ¿me siento de verdad hijo y hermano?

Mateo 6, 7-15
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Cuando recéis, no uséis muchas palabras, como los gentiles, que se imaginan que por hablar mucho les harán caso. No seáis como ellos, pues vuestro Padre sabe lo que os hace falta antes que lo pidáis. Vosotros orad así:
“Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre, venga a nosotros tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo, danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden, no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal”.
Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, también os perdonará vuestro Padre celestial, pero si no perdonáis a los hombres, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras ofensas».

miércoles, 17 de junio de 2020

Por debajo de la piel...


Miércoles de la XI semana del Tiempo Ordinario
Lo importante a los ojos de Dios es aquello que pasa inadvertido a los ojos de los hombres. No cabe duda. Jesús nos reveló el verdadero misterio de Dios y su forma de mirarnos. Pero nos seduce la forma de mirar de los hombres, hoy más rodeada del espectáculo de las redes sociales, de los medios, de la tentación de aparentar y esconder nuestro propio yo y nuestra fe.

Mateo 6, 1-6- 16-18
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de lo contrario, no tenéis recompensa de vuestro Padre celestial. Por tanto, cuando hagas limosna, no mandes tocar la trompeta ante ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles para ser honrados por la gente; en verdad os digo que ya han recibido su recompensa. Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha; así tu limosna quedará en secreto y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.
Cuando oréis, no seáis como los hipócritas, a quienes les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para que los vea los hombres. En verdad os digo que ya han recibido su recompensa.
Tú, en cambio, cuando ores, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre, que está en lo secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te lo recompensará
Cuando ayunéis, no pongáis cara triste, como los hipócritas que desfiguran sus rostros para hacer ver a los hombres que ayunan. En verdad os digo que ya han recibido su paga.
Tú, en cambio, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara, para que tu ayuno lo note, no los hombres, sino tu Padre, que está en lo escondido; y tu Padre, que ve en lo escondido, te recompensará».

martes, 16 de junio de 2020

Amarás...


Martes de la XI semana del Tiempo Ordinario
El mérito de los hombres pasa por hacer las buenas obras en la zona de confort, en el reducido grupo de amigos y conocidos. Sin embargo, más allá de la zona de confort se encuentra una realidad distinta, donde es más difícil llevar el Evangelio a sus máximas cotas. Ahí es donde la adhesión personal a Jesús se nota, donde la fe compromete la vida entera…

Mateo 5, 43-48
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Habéis oído que se dijo: “Amarás a tu prójimo y aborrecerás a tu enemigo”. Pero yo os digo: amad a vuestros enemigos y rezad por los que os persiguen, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos.
Porque, si amáis a los que os aman, ¿qué premio tendréis? ¿No hacen lo mismo también los publicanos? Y si saludáis sólo a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de extraordinario? ¿No hacen lo mismo también los gentiles? Por tanto, sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto».

lunes, 15 de junio de 2020

El escalón superior...


Lunes de la XI semana del Tiempo Ordinario
La propuesta de Jesús sorprende a sus contemporáneos porque supera la dinámica del conflicto y de la violencia, situándose en un escalón superior. A lo largo de la historia dicha propuesta sigue estando en un estadio superior a la respuesta inmediata de los hombres, guiada por el egoísmo y la resolución violenta del conflicto. Hoy, en pleno siglo XXI, ante los avances en derechos humanos, el individualismo y la avaricia siguen bombardeando la propuesta cristiana. ¿En qué escalón nos 
situamos nosotros?

Mateo 5, 38-42
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Habéis oído que se dijo: “Ojo por ojo, diente por diente”. Pero yo os digo: no hagáis frente al que os agravia. Al contrario, si uno te abofetea en la mejilla derecha, preséntale la otra; al que quiera ponerte pleito para quitarte la túnica, dale también el manto; a quien te requiera para caminar una milla, acompáñale dos; a quien te pide, dale, y al que te pide prestado, no lo rehúyas».

domingo, 14 de junio de 2020

Comunión...


Solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo. XI Domingo del Tiempo Ordinario
La fiesta del Cuerpo y la Sangre de Cristo es la celebración de la identidad de la misma Iglesia. Todos los bautizados nos sentimos arraigados a Cristo a través de la celebración dominical de la Eucaristía. Nuestra comunión con Cristo es la comunión con toda la Iglesia.

Juan 6, 51-58
En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos:
«Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo».
Disputaban los judíos entre sí:
«¿Cómo puede este darnos a comer su carne?».
Entonces Jesús les dijo:
«En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día.
Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida.
El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él.
Como el Padre que vive me ha enviado, y yo vivo por el Padre, así, del mismo modo, el que me come vivirá por mí.
Este es el pan que ha bajado del cielo: no como el de vuestros padres, que lo comieron y murieron; el que come este pan vivirá para siempre».

sábado, 13 de junio de 2020

Necrológica: Palacios del Pan

En medio de esta excepcional situación que estamos viviendo, es nuestro deber, como Hijos de Dios y miembros de la Iglesia, dirigir a Dios nuestra oración por nuestros difuntos. Ha fallecido Don Esteban Rodrigo Malillos. Como solemos hacer, os dejamos aquí una oración por el eterno descanso de nuestro hermano.

Haz clic en la imagen para unirte a toda la Iglesia en oración por nuestro hermano Esteban



Palabras difíciles...


San Antonio de Padua. Sábado de la X Semana del Tiempo Ordinario
En esta sociedad de la imagen y el “postureo” resulta llamativo cómo nos encanta quedar bien con todo el mundo, tenga las ideas que tenga. Nos preocupamos en exceso de cuidar nuestra imagen exterior y cedemos su protagonismo ante nuestra propia personalidad, nuestra forma de ser y nuestra fe. La propuesta coherente del Señor nos anima a ser fieles a Dios y a nosotros mismos.

Mateo 5, 33-37
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Habéis oído que se dijo a los antiguos: “No jurarás en falso” y “Cumplirás tus juramentos al Señor”.
Pero yo os digo que no juréis en absoluto: ni por el cielo, que es el trono de Dios; ni por la tierra, que es estrado de sus pies; ni por Jerusalén, que es la ciudad del Gran Rey. Ni jures por tu cabeza, pues no puedes volver blanco o negro un solo cabello. Que vuestro hablar sea sí, sí, no, no. Lo que pasa de ahí viene del Maligno.

viernes, 12 de junio de 2020

En el fondo del corazón...


Viernes de la X Semana del Tiempo Ordinario
Resulta fácil centrarse en la exigencia y radicalidad del contenido del Evangelio de hoy. Pero quizá hemos de centrarnos en la profundidad del interior del hombre, donde residen las intenciones, la disposición sincera del corazón.

Mateo 5, 27-32
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Habéis oído que se dijo “No cometerás adulterio”. Pues yo os digo: todo el que mira a una mujer deseándola, ya ha cometido adulterio con ella en su corazón.
Si tu ojo derecho te induce a pecar, sácatelo y tíralo. Más te vale perder un miembro que ser echado entero en la “gehenna”.
Si tu mano derecha te induce a pecar, córtatela y tírala, porque más te vale perder un miembro que ir a parar entero a la “gehenna”.
Se dijo: “El que repudie a su mujer, que le dé acta de repudio”.
Pues yo os digo que si uno repudia a su mujer - no hablo de unión ilegítima - la induce a cometer adulterio, y el que se case con la repudiada comete adulterio».

jueves, 11 de junio de 2020

Agobiados...


San Bernabé, Apóstol. Jueves de la X Semana del Tiempo Ordinario
Agobiados… Sí. Posiblemente esta sea la palabra que define nuestras circunstancias. Agobiados por sacar la máxima rentabilidad a nuestra vida de fe. A veces la rentabilidad se traduce en un ímpetu evangelizador centrado en nuestras acciones y olvidando el Espíritu. Otras veces en la correspondencia entre los esfuerzos y los resultados. Pero no es eso lo que el Señor nos pide. Nos propone gratuidad y gratitud, no rentabilidad. Nos propone libertad, no encadenamientos. Nos propone estar al lado de los desheredados y a veces hemos elegido el lado cómodo de la riqueza…

Mateo 10, 7-13
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles:
«Id y proclamad que ha llegado el renio de los cielos. Curad enfermos resucitad muertos, limpiad leprosos, arrojad demonios.
Gratis habéis recibido, dad gratis.
No os procuréis en la faja oro, plata ni cobre; ni tampoco alforja para el camino, ni dos túnicas, ni sandalias, ni bastón; bien merece el obrero su sustento. Cuando entréis en una ciudad o aldea, averiguad quien hay allí de confianza y quedaos en su casa hasta que os vayáis. Al entrar en su casa, saludadla con la paz; si la casa se lo merece, vuestra paz vendrá a ella. Si no se lo merece, la paz volver a vosotros».

miércoles, 10 de junio de 2020

Plenitud...


Miércoles de la X Semana del Tiempo Ordinario
La continuidad entre el Dios del Antiguo Testamento y Jesucristo está garantizada. El judaísmo veía una ruptura donde se produce la plenitud. Un Dios que parecía lejano se revela plenamente como un Dios personal, cercano hasta el punto de haberse encarnado.

Mateo 5, 17-19
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«No creáis que he venido a abolir la Ley y los Profetas: no he venido a abolir, sino a dar plenitud.
En verdad os digo que antes pasarán el cielo y la tierra que deje de cumplirse hasta la última letra o tilde de la Ley.
El que se salte uno solo de los preceptos menos importantes y se lo enseñe así a los hombres será el menos importante en el reino de los cielos.
Pero quien los cumpla y enseñe será grande en el reino de los cielos».

martes, 9 de junio de 2020

Sal, Luz...


Martes de la X Semana del Tiempo Ordinario
¡Qué poco se nos oye a los cristianos! Y sin embargo, cuánta esperanza podemos aportar. En medio de dificultades, de problemas, de conflictos, de una sociedad sosa, de nieblas y oscuridad, estamos llamados a ser fermento, sal, luz. Porque gracias al don de la fe podemos mirar de otra manera.

Mateo 5, 13-16
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán?
No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente.
Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte.
Tampoco se enciende una lámpara para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de casa.
Brille así vuestra luz ante los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en los cielos».