San Antonio de Padua. Sábado de la X
Semana del Tiempo Ordinario
En esta sociedad de la imagen y el “postureo” resulta
llamativo cómo nos encanta quedar bien con todo el mundo, tenga las ideas que
tenga. Nos preocupamos en exceso de cuidar nuestra imagen exterior y cedemos su
protagonismo ante nuestra propia personalidad, nuestra forma de ser y nuestra
fe. La propuesta coherente del Señor nos anima a ser fieles a Dios y a nosotros
mismos.
Mateo 5, 33-37
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus
discípulos:
«Habéis oído que se dijo a los
antiguos: “No jurarás en falso” y “Cumplirás tus juramentos al Señor”.
Pero yo os digo que no juréis en
absoluto: ni por el cielo, que es el trono de Dios; ni por la tierra, que es
estrado de sus pies; ni por Jerusalén, que es la ciudad del Gran Rey. Ni jures
por tu cabeza, pues no puedes volver blanco o negro un solo cabello. Que
vuestro hablar sea sí, sí, no, no. Lo que pasa de ahí viene del Maligno.
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