domingo, 28 de junio de 2020

Una fe exigente...


XIII Domingo del Tiempo Ordinario
La fe comprometida conlleva una dosis de exigencia elevada. Jesús pide a los creyentes compromiso, radicalidad… Pero no es una exigencia que brote de una imposición, sino la consecuencia lógica de haber elegido libremente dar una respuesta positiva a la llamada de Dios. No se trata de responder a medias a la propuesta de Dios. Se trata de poner la vida entera en ello.

Mateo 10, 37-42
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles:
«El que quiere a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; el que quiere a su hijo o a su hija más que a mí no es digno de mí; y el que no carga con su cruz y me sigue no es digno de mí.
El que encuentre su vida la perderá, y el que pierda su vida por mí la encontrará. El que os recibe a vosotros me recibe a mí, y el que me recibe, recibe al que me ha enviado; el que recibe a un profeta porque es profeta, tendrá recompensa de profeta; y el que recibe a un justo porque es justo, tendrá recompensa de justo.
El que dé a beber, aunque no sea más que un vaso de agua fresca, a uno de estos pequeños, solo porque es mi discípulo, en verdad os digo que no perderá su recompensa».

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