Martes de la X
Semana del Tiempo Ordinario
¡Qué poco se nos oye a los cristianos! Y sin embargo,
cuánta esperanza podemos aportar. En medio de dificultades, de problemas, de
conflictos, de una sociedad sosa, de nieblas y oscuridad, estamos llamados a
ser fermento, sal, luz. Porque gracias al don de la fe podemos mirar de otra
manera.
Mateo 5, 13-16
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus
discípulos:
«Vosotros sois la sal de la tierra.
Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán?
No sirve más que para tirarla fuera y
que la pise la gente.
Vosotros sois la luz del mundo. No se
puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte.
Tampoco se enciende una lámpara para
meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a
todos los de casa.
Brille así vuestra luz ante los
hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que
está en los cielos».
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