Sábado de la
IX Semana del Tiempo Ordinario
Jesús muestra a sus discípulos una nueva forma de ver
los actos humanos, tantas veces juzgados antes de conocer su verdad y
profundidad. Jesús ve más allá. Ve la disponibilidad sincera del corazón de
esta mujer que pone en su ofrenda todo su ser.
Marcos 12, 38-44
En aquel tiempo, Jesús, instruyendo
al gentío, les decía:
«¡Cuidado con los escribas! Les
encanta pasearse con amplio ropaje y que les hagan reverencias en las plazas,
buscan los asientos de honor en las sinagogas y los primeros puestos en los
banquetes; y devoran los bienes de las viudas, y aparentan hacer largas
oraciones. Esos recibirán una condenación más rigurosa».
Estando Jesús sentado enfrente del
tesoro del templo, observaba a la gente que iba echando dinero: muchos ricos
echaban mucho; se acercó una viuda pobre y echó dos monedillas, es decir, un
cuadrante.
Llamando a sus discípulos, les dijo:
«En verdad os digo que esta viuda
pobre ha echado en el arca de las ofrendas más que nadie. Porque los demás han
echado de lo que les sobra, pero esta, que pasa necesidad, ha echado todo lo
que tenía para vivir».
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