Martes de la V Semana de Pascua
La paz no es solo un deseo del Señor. Él constata que la
paz es un hecho, una consecuencia lógica de la fraternidad humana y una
responsabilidad de los discípulos. Sigue siendo un don y una tarea en los
tiempos que vivimos. Una urgente tarea entre los cristianos y entre los humanos.
Juan 14, 27-31a
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy yo como la da
el mundo. Que no se turbe vuestro corazón ni se acobarde. Me habéis oído decir:
“Me voy y vuelvo a vuestro lado”. Si me amarais, os alegraríais de que vaya al
Padre, porque el Padre es mayor que yo. Os lo he dicho ahora, antes de que
suceda, para que cuando suceda creáis.
Ya no hablaré mucho con vosotros, pues se acerca el
príncipe de este mundo; no es que él tenga poder sobre mí, pero es necesario
que el mundo comprenda que yo amo al Padre, y que, como el Padre me ha
ordenado, así actúo».
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