Lunes de la VI Semana de Pascua
Ser consecuente es para el creyente algo más que un gesto
de amor. El seguimiento compromete, hasta tal punto que, a veces exige la vida.
El testigo asume su cruz y su dosis de martirio.
Juan 15,26 -16, 4a
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Cuando venga el Paráclito, que os enviaré desde el Padre,
el Espíritu de la verdad, que procede del Padre, él dará testimonio de mí; y
también vosotros daréis testimonio, porque desde el principio estáis conmigo.
Os he hablado de esto, para que no os escandalicéis. Os
excomulgarán de la sinagoga; más aún, llegará incluso una hora cuando el que os
dé muerte pensará que da culto a Dios. Y esto lo harán porque no han conocido
ni al Padre ni a mí.
Os he hablado de esto para que, cuando llegue la hora, os
acordéis de que yo os lo había dicho».
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