Solemnidad de la Ascensión del Señor
VII Domingo de Pascua
La Ascensión del Señor muestra a los discípulos la
apertura de la misión de Jesús más allá de los límites del judaísmo. Una apertura
que se completará con la venida del Espíritu Santo, quien lanzará a los
discípulos a la evangelización sin miedo de todos los pueblos.
Lucas 24, 46-53
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Así está escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre
los muertos al tercer día y en su nombre se proclamará la conversión para el
perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén.
Vosotros sois testigos de esto. Mirad, yo voy a enviar
sobre vosotros la promesa de mi Padre; vosotros, por vuestra parte, quedaos en
la ciudad hasta que os revistáis de la fuerza que vino de lo alto».
Y los sacó hasta cerca de Betania y, levantando sus manos,
los bendijo.
Y mientras los bendecía, se separó de ellos, y fue llevado
hacia el cielo.
Ellos se postraron ante él y se volvieron a Jerusalén con
gran alegría; y estaban siempre en el templo bendiciendo a Dios.
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