San Matías, Apóstol
Sábado de la IV Semana de Pascua
No caben más argumentos que el amor para entender la
esencia y la misión de Jesús. Y su legado es la construcción de un Reino nuevo
en el que todo gire en torno al amor. El amor de Dios como comunidad Padre,
Hijo y Espíritu Santo. El amor que hace que Dios, libremente, se dé a los
hombres. El amor de los hombres a Dios. Y el amor entre los hombres para crear
una nueva generación basada en la fraternidad. Todo desde, por y para el amor.
Juan 15, 9-17
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Como el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced
en mi amor.
Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; lo
mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.
Os he hablado de esto para que mi alegría esté en
vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud.
Este es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo
os he amado.
Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus
amigos.
Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que yo os mando.
Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que
hace su señor: a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi
Padre os lo he dado a conocer.
No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien
os he elegido y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto
permanezca.
De modo que lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo dé.
Esto os mando: que os améis unos a otros».
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