viernes, 12 de febrero de 2021

Ábrete...

 Viernes de la V Semana del Tiempo Ordinario

Cuánta sordera y cuánto silencio. Pero cuánto de ello es aparente. Nos hemos olvidado que lo importante es el ser humano y que las sorderas son, en numerosas ocasiones, impedimentos intencionados para no escucharnos, para no escuchar a Dios. Jesús sabe abrir el oído y despegar los labios para que brote la alabanza. Pero ¿y nosotros?


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Marcos 7, 31 37

En aquel tiempo, dejando Jesús el territorio de Tiro, pasó por Sidón, camino del mar de Galilea, atravesando la Decápolis. Y le presentaron un sordo que, además, apenas podía hablar; y le piden que le imponga las manos.

El, apartándolo de la gente a un lado, le metió los dedos en los oídos y con la saliva le tocó la lengua.

Y, mirando al cielo, suspiró y le dijo:

«Effetá» (esto es: «ábrete»).

Y al momento se le abrieron los oídos, se le soltó la traba de la lengua y hablaba correctamente.

Él les mandó que no lo dijeran a nadie; pero, cuanto más se lo mandaba, con más insistencia lo proclamaban ellos.

Y en el colmo del asombro decían:

«Todo lo ha hecho bien; hace oír a los sordos y hablar a los mudos».

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