Jueves de la V Semana del Tiempo Ordinario
Apartado del rigorismo judío, Jesús se encuentra con
una mujer pagana. Una mujer ajena al tradicionalismo religioso judío. Pero una
mujer sencilla, abierta y necesitada de salvación que se muestra tal cual es y
con una fe sincera. Jesús agradece el gesto, pero sobre todo muestra a los
demás el camino de la verdadera misión. La fe es universal, la misión del Hijo
de Dios se abre a todos, más allá de las fronteras impuestas por los
convencionalismos.
Marcos 7, 24-30
En aquel tiempo, Jesús fue a la región de Tiro.
Entró en una casa procurando pasar desapercibido, pero
no logró ocultarse.
Una mujer que tenía una hija poseída por un espíritu
impuro se enteró enseguida, fue a buscarlo y se le echó a los pies.
La mujer era pagana, una fenicia de Siria, y le rogaba
que echase el demonio de su hija.
Él le dijo:
«Deja que coman primero los hijos. No está bien tomar
el pan de los hijos y echárselo a los perritos».
Pero ella replicó:
«Señor; pero también los perros, debajo de la mesa,
comen las migajas que tiran los niños».
Él le contestó:
«Anda, vete, que por eso que has dicho, el demonio ha
salido de tu hija».
Al llegar a su casa, se encontró a la niña echada en
la cama; el demonio se había marchado.
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