San Policarpo, Obispo y Mártir
Martes de la I Semana de Cuaresma
Uno de los pilares de la vida del creyente es la
oración. Más en tiempos fuertes como la Cuaresma. La oración es el vínculo de
comunicación más íntimo y personal que podemos mantener con Dios. En ella no
hacen falta muchas ni grandes palabras. Hace falta poner todo en ello, que es
distinto. Poner sentidos para percibir, corazón dispuesto y abierto para
dejarse tocar por Dios y las manos abiertas para acoger el don de Dios. Siempre
es importante la oración.
Mateo 6, 7-15
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Cuando recéis, no uséis muchas palabras, como los
gentiles, que se imaginan que por hablar mucho les harán caso. No seáis como
ellos, pues vuestro Padre sabe lo que os hace falta antes de que lo pidáis.
Vosotros rezad así:
"Padre nuestro del cielo, santificado sea tu
nombre, venga a nosotros tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el
cielo, danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas, como
también nosotros perdonamos a los que nos han ofenden, no nos dejes caer en la
tentación, y líbranos del mal".
Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, también
os perdonará vuestro Padre celestial, pero si no perdonáis a los hombres,
tampoco vuestro Padre perdonará vuestras ofensas».
No hay comentarios:
Publicar un comentario