Jueves después de Ceniza
No parece que la propuesta de un Mesías triunfante sea
la propuesta presentada por Jesús a sus discípulos y seguidores. Lejos de toda
duda, Jesús se presenta a las claras. El Mesías padecerá. Y no sólo la
incomprensión, la apatía o el rechazo. La coherencia de la misión encomendada
por el Padre que se destina a toda la humanidad pasa por el dolor, la pasión y
la muerte. Ante esta opción el discípulo debe estar preparado, pedir la fuerza
a Dios y, desde le libertad, optar por el compromiso de coherencia que se
exige. Estamos al inicio de la Cuaresma. Iniciamos el camino
Lucas 9,22-25
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser
desechado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y
resucitar al tercer día»
Entonces decía a todos:
«Si alguno quiere venir en pos de mí, que se niegue a
sí mismo, tome su cruz cada día y me siga. Pues el que quiera salvar su vida la
perderá; pero el que pierda su vida por mi causa la salvará. ¿De qué le sirve a
uno ganar el mundo entero si se pierde o se arruina a sí mismo?».
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