Santa Escolástica, Virgen
Miércoles de la V Semana del Tiempo Ordinario
Nos han marcado “tradiciones” que nos atan. Pero
también nosotros nos hemos autoimpuesto nuestras propias cadenas, aquellas que
no nos dejan salir de nuestra zona de confort. Es momento de escuchar al Señor,
de dejarse interpelar y hacernos las preguntas fundamentales. ¿Qué dice nuestro
corazón? ¿Qué brota de nuestro interior? Lo impuro no es lo que viene de fuera,
es lo que sale de nuestro interior.
Marcos 7,
14-23
En aquel tiempo, llamó. Jesús de nuevo a la gente y
les dijo:
«Escuchad y entended todos: nada que entre de fuera
puede hacer al hombre impuro; lo que sale de dentro es lo que hace impuro al
hombre».
Cuando dejó a la gente y entró en casa, le pidieron
sus discípulos que les explicara la parábola.
Él les dijo:
«¿También vosotros seguís sin entender? ¿No
comprendéis? Nada que entre de fuera puede hacer impuro al hombre, porque no
entra en el corazón sino en el vientre y se echa en la letrina».
(Con esto declaraba puros todos los alimentos).
Y siguió:
«Lo que sale de dentro, eso sí hace impuro al hombre.
Porque de dentro, del corazón del hombre, salen los pensamientos perversos, las
fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, codicias, malicias, fraudes,
desenfreno, envidia, difamación, orgullo, frivolidad. Todas esas maldades salen
de dentro y hacen al hombre impuro».
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