lunes, 25 de noviembre de 2024

Lo que tenía para vivir...

 Lunes de la XXXIV Semana del T.O.

No nos extraña ver como los que menos tienen son, posiblemente, los más desprendidos, mientras que los que más riquezas poseen buscan la forma de acumular más bienes. A los ojos de Dios la riqueza se asienta precisamente en valores como el desprendimiento, la humildad, la generosidad y el amor. Todos ellos son valores proactivos, es decir, se dirigen a los otros, al prójimo. Pensemos dónde ponemos nuestro corazón y nuestro tiempo.


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Lc 21,1-4

En aquel tiempo, Jesús, alzando los ojos, vio a unos ricos que echaban donativos en el tesoro del templo; vio también una viuda pobre que echaba dos monedillas, y dijo:

«En verdad os digo que esa pobre viuda ha echado más que todos, porque todos esos han contribuido a los donativos con lo que les sobra, pero ella, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir».

domingo, 24 de noviembre de 2024

Entonces, ¿tú eres rey?

 Jesucristo, rey del universo

Domingo XXXIV del T.O.

Dos formas de entender la autoridad. Mientras Pilato manifiesta que el poder temporal se entiende como un poder sobre las personas, la autoridad de Jesucristo se reafirma porque es para los demás. Su autoridad es un servicio a la verdad, a Dios y en consecuencia a todos los hombres. Solo tiene sentido porque aporta sentido a los otros. Y ahí es donde radica su capacidad de persuadir y convencer. Una interpelación al ejercicio del poder y de la autoridad en el siglo XXI, especialmente cuando muchos ciudadanos han quedado en la estacada porque no pueden continuar el ritmo frenético de esta sociedad de cimientos inestables.


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Jn 18,33b-37

En aquel tiempo, Pilato dijo a Jesús:

«¿Eres tú el rey de los judíos?».

Jesús le contestó:

«¿Dices eso por tu cuenta o te lo han dicho otros de mí?».

Pilato replicó:

«¿Acaso soy yo judío? Tu gente y los sumos sacerdotes te han entregado a mí; ¿qué has hecho?».

Jesús le contestó:

«Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, mi guardia habría luchado para que no cayera en manos de los judíos. Pero mi reino no es de aquí».

Pilato le dijo:

«Entonces, ¿tú eres rey?».

Jesús le contestó:

«Tú lo dices: soy rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz».

viernes, 22 de noviembre de 2024

Mi casa será casa de oración...

 Santa Cecilia, virgen y mártir

Viernes de la XXXIII Semana del T.O.

Nos resulta sorprendentemente fácil acusar al judaísmo oficial del uso economicista y mercantilista del templo y, en consecuencia, de la fe. Y cómo nos cuesta hacer una lectura actualizada. La religión oficial a la que interpela el evangelio hoy no es el judaísmo, si la institución y la estructura humana de la Iglesia. Y precisamente por ello no debería asustarnos hacer autocrítica y comprobar la disponibilidad, la generosidad, la trasparencia de las cuentas y de la administración de los bienes, el desprendimiento y la vida austera. Y todo en pro de una existencia desprendida, vinculada en exclusiva al amor y lo que significa vivir para…


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Lc 19,45-48

En aquel tiempo, Jesús entró en el templo y se puso a echar a los vendedores, diciéndoles:

«Escrito está: "Mi casa será casa de oración"; pero vosotros la habéis hecho una "cueva de bandidos"».

Todos los días enseñaba en el templo.

Por su parte, los sumos sacerdotes, los escribas y los principales del pueblo buscaban acabar con él, pero no sabían qué hacer, porque todo el pueblo estaba pendiente de él, escuchándolo.

jueves, 21 de noviembre de 2024

Nuestras cegueras...

Presentación de la Santísima Virgen

Jueves de la XXXIII Semana del T.O.

Nos sorprende el llanto de Jesucristo sobre la ciudad de Jerusalén. Pero es posible que el llanto continúe y que nosotros hoy, miembros de la nueva Jerusalén no queramos ver los peligros que nos acechan. La ceguera se asoma a nuestras puertas de muy diversas formas. Y nada como las divisiones internas para generar inquietud en esta barca que navega en dirección al nuevo reino de Dios.


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Lc 19,41-44

En aquel tiempo, al acercarse Jesús a Jerusalén y ver la ciudad, lloró sobre ella, mientras decía:

«¡Si reconocieras tú también en este día lo que conduce a la paz! Pero ahora está escondido a tus ojos.

Pues vendrán días sobre ti en que tus enemigos te rodearán de trincheras, te sitiarán, apretarán el cerco de todos lados, te arrasarán con tus hijos dentro, y no dejarán piedra sobre piedra. Porque no reconociste el tiempo de tu visita».

miércoles, 20 de noviembre de 2024

Dones para...

Miércoles de la XXXIII Semana del T.O.

Los discípulos del Señor hemos recibido una serie de dones y capacidades que nos hacen únicos e irrepetibles. Pero los dones recibidos no se agotan en sí mismos, sino que crecen en la medida en que se ponen al servicio de la comunidad de los creyentes. Si el talento no fructifica se agota y muere. Si no se pone al servicio de los demás se vacía. Recibimos el don, pero ¿ejercemos nuestra responsabilidad?


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Lc 19,11-28

En aquel tiempo, Jesús dijo una parábola, porque estaba cerca de Jerusalén y ellos pensaban que el reino de Dios iba a manifestarse enseguida.

Dijo, pues:

«Un hombre noble se marchó a un país lejano para conseguirse el título de rey, y volver después.

Llamó a diez siervos suyos y les repartió diez minas de oro, diciéndoles:

"Negociad mientras vuelvo".

Pero sus conciudadanos lo aborrecían y enviaron tras de él una embajada diciendo:

"No queremos que este llegue a reinar sobre nosotros".

Cuando regresó de conseguir el título real, mandó llamar a su presencia a los siervos a quienes había dado el dinero, para enterarse de lo que había ganado cada uno.

El primero se presentó y dijo:

"Señor, tu mina ha producido diez".

Él le dijo:

"Muy bien, siervo bueno; ya que has sido fiel en lo pequeño, recibe el gobierno de diez ciudades".

El segundo llegó y dijo:

"Tu mina, señor, ha rendido cinco".

A ese le dijo también:

"Pues toma tú el mando de cinco ciudades".

El otro llegó y dijo:

"Señor, aquí está tu mina; la he tenido guardada en un pañuelo, porque tenía miedo, pues eres un hombre exigente que retiras lo que no has depositado y siegas lo que no has sembrado".

Él le dijo:

"Por tu boca te juzgo, siervo malo. ¿Conque sabías que soy exigente, que retiro lo que no he depositado y siego lo que no he sembrado? Pues ¿por qué no pusiste mi dinero en el banco? Al volver yo, lo habría cobrado con los intereses".

Entonces dijo a los presentes:

"Quitadle a este la mina y dádsela al que tiene diez minas".

Le dijeron:

"Señor, ya tiene diez minas".

"Os digo: al que tiene se le dará, pero al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene. Y en cuanto a esos enemigos míos, que no querían que llegase a reinar sobre ellos, traedlos acá y degolladlos en mi presencia"».

Dicho esto, caminaba delante de ellos, subiendo hacia Jerusalén.

martes, 19 de noviembre de 2024

De Zaqueos y sicómoros...

Martes de la XXXIII Semana del T.O.

Siempre hay Zaqueos buscando. Hombre y mujeres que apenas pueden ver ahogados por el gentío, por la rutina, por las prisas, los agobios y las preocupaciones de la vida. Personas que buscan y quieren encontrar, pero que por sí mismos no llegan a ver más allá de su entorno más cercano. Pero siempre hay mediaciones. Siempre hay sicómoros que facilitan el contacto con Dios. ¿Somos zaqueos o sicómoros?


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Lc 19,1-10

En aquel tiempo, Jesús entró en Jericó e iba atravesando la ciudad.

En esto, un hombre llamado Zaqueo, jefe de publicanos y rico, trataba de ver quién era Jesús, pero no lo lograba a causa del gentío, porque era pequeño de estatura. Corriendo más adelante, se subió a un sicomoro para verlo, porque tenía que pasar por allí.

Jesús, al llegar a aquel sitio, levantó los ojos y le dijo:

«Zaqueo, date prisa y baja, porque es necesario que hoy me quede en tu casa».

Él se dio prisa en bajar y lo recibió muy contento.

Al ver esto, todos murmuraban diciendo:

«Ha entrado a hospedarse en casa de un pecador».

Pero Zaqueo, de pie, dijo al Señor:

«Mira, Señor, la mitad de mis bienes se la doy a los pobres; y si he defraudado a alguno, le restituyo cuatro veces más».

Jesús le dijo:

«Hoy ha sido la salvación de esta casa, pues también este es hijo de Abrahán.

Porque el Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido».


lunes, 18 de noviembre de 2024

Al lado del camino...

 Lunes de la XXXIII Semana del T.O.

Y resulta que unos regañaban al ciego sentado al borde del camino porque gritaba pidiendo que el Dios de la misericordia actuase en él. Parece increíble y malsano, pero no tan lejano en el tiempo y el espacio. ¿Acaso no nos quejamos de aquellos que con una apariencia radicalmente distinta a la de los hombres y mujeres de bien se acercan a cualquier cola, de cualquier institución o a las puertas de nuestros templos? ¿Es que no miramos mal al pobre que a la puerta de la iglesia demanda nuestra ayuda? Somos así, sí. Pero Dios apela a nuestra identidad más profunda atendiendo y obrando en el pobre que hemos dejado al lado del camino, al menos de nuestro camino.


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Lc 18,35-43

Cuando se acercaba Jesús a Jericó, había un ciego sentado al borde del camino pidiendo limosna. Al oír que pasaba gente, preguntaba qué era aquello; y le informaron:

«Pasa Jesús el Nazareno».

Entonces empezó a gritar:

«¡Jesús, hijo de David, ten compasión de mí!».

Los que iban delante lo regañaban para que se callara, pero él gritaba más fuerte:

«¡Hijo de David, ten compasión de mí!».

Jesús se paró y mandó que se lo trajeran.

Cuando estuvo cerca, le preguntó:

«¿Qué quieres que haga por ti?».

Él dijo:

«Señor, que recobre la vista».

Jesús le dijo:

«Recobra la vista, tu fe te ha salvado».

Y enseguida recobró la vista y lo seguía, glorificando a Dios. Y todo el pueblo, al ver esto, alabó a Dios.

domingo, 17 de noviembre de 2024

Reunirá a los elegidos...

 XXXIII Domingo del T.O.

Las primeras comunidades cristianas estaban convencidas de que la segunda y definitiva venida de Jesucristo era inminente. Han pasado más de mil años. Y en nuestras cabezas el tiempo es una dimensión con pocas perspectivas, porque no vivimos muchos años en relación a la existencia del planeta que habitamos. Pero nosotros pertenecemos a esa generación que se mueve entre el “ya está el reino entre nosotros” y “la llegada es inminente”. Y mientras tanto ¿esperamos sentados o nos levantamos y dejamos de ser espectadores para ser coprotagonistas?


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Mc 13,24-32

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«En aquellos días, después de la gran angustia, el sol se oscurecerá, la luna no dará su resplandor, las estrellas caerán del cielo, los astros se tambalearán.

Entonces verán venir al Hijo del hombre sobre las nubes con gran poder y gloria; enviará a los ángeles y reunirá a sus elegidos de los cuatro vientos, desde el extremo de la tierra hasta el extremo del cielo.

Aprended de esta parábola de la higuera: cuando las ramas se ponen tiernas y brotan las yemas, deducís que el verano está cerca; pues cuando veáis vosotros que esto sucede, sabed que él está cerca, a la puerta. En verdad os digo que no pasará esta generación sin que todo suceda. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. En cuanto al día y la hora, nadie lo conoce, ni los ángeles del cielo ni el Hijo, solo el Padre».

viernes, 15 de noviembre de 2024

Allí se reunirán los buitres...

 San Alberto Magno, obispo y doctor

Viernes de la XXXII Semana del T.O.

La descripción de Lucas de la llegada del Reino es apocalíptica. Parece el final del mundo diseñado por Hollywood. Quizá sea una llamada de atención a aquellas primeras comunidades que vivían su fe perseguidos, escondidos y atemorizados porque estaba en juego el evangelio, pero también la propia vida. Y también es una llamada de atención a nosotros, a nuestra vida de fe, a nuestra forma de ser creyentes en el siglo XXI.


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Lc 17,26-37

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Como sucedió en los días de Noé, así será también en los días del Hijo del hombre: comían, bebían, se casaban los hombres y las mujeres tomaban esposo, hasta el día en que Noé entró en el arca; entonces llegó el diluvio y acabó con todos.

Asimismo, como sucedió en los días de Lot: comían, bebían, compraban, vendían, sembraban, construían; pero el día que Lot salió de Sodoma, llovió fuego y azufre del cielo y acabó con todos.

Así sucederá el día que se revele el Hijo del hombre.

Aquel día, el que esté en la azotea y tenga sus cosas en casa no baje a recogerlas; igualmente, el que esté en el campo, no vuelva atrás.

Acordaos de la mujer de Lot.

El que pretenda guardar su vida, la perderá; y el que la pierda, la recobrará.

Os digo que aquella noche estarán dos juntos: a uno se lo llevarán y al otro lo dejarán; estarán dos moliendo juntas: a una se la llevarán y a la otra la dejarán».

Ellos le preguntaron:

«¿Dónde, Señor?».

Él les dijo:

«Donde está el cadáver, allí se reunirán los buitres».

jueves, 14 de noviembre de 2024

Está en medio de vosotros...

 Jueves de la XXXII Semana del T.O.

Quizá sigamos esperando algún espectáculo de fuegos artificiales o fenómenos naturales extraordinarios que nos anuncien la llegada inminente del reino de Dios. Pero no. Parece que es algo más sutil y que se retroalimenta de la acción de Dios y de la colaboración inestimable de muchos creyentes. Todo ello es lo que hace patente el reino de Dios. Pero hoy podremos preguntarnos si esto nos lo creemos.


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Lc 17,20-25

En aquel tiempo, los fariseos preguntaron a Jesús:

«¿Cuándo va a llegar el reino de Dios?».

Él les contestó:

«El reino de Dios no viene aparatosamente, ni dirán: "Está aquí" o "Está allí", porque, mirad, el reino de Dios está en medio de vosotros».

Dijo a sus discípulos:

«Vendrán días en que desearéis ver un solo día del Hijo del hombre, y no lo veréis.

Entonces se os dirá: "Está aquí" o "Está allí"; no vayáis ni corráis detrás, pues como el fulgor del relámpago brilla de un extremo al otro del cielo, así será el Hijo del hombre en su día.

Pero primero es necesario que padezca mucho y sea reprobado por esta generación».

miércoles, 13 de noviembre de 2024

Tu fe te salva...

San Leandro, obispo

Miércoles de la XXXII Semana del T.O.

De aquellos diez enfermos que fueron liberados de las cadenas del dolor y el sufrimiento, solo uno se volvió para dar gracias a Dios. Y encima el evangelista Lucas incide en que era samaritano, enemigo natural de los judíos. Pues solo él se giró ante la mirada misericordiosa y amorosa de Dios. Solo él fue capaz de reconocer la acción de Dios en su vida. Solo él respondió con fe. Qué más da el origen de su sangre, su tierra, su cultura. Uno abrió el corazón a Dios. ¡Cuántas coas que pensar hoy y en nuestra iglesia!


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Lc 17,11-19

Una vez, yendo Jesús camino de Jerusalén, pasaba entre Samaría y Galilea. Cuando iba a entrar en una ciudad, vinieron a su encuentro diez hombres leprosos, que se pararon a lo lejos y a gritos le decían:

«Jesús, maestro, ten compasión de nosotros».

Al verlos, les dijo:

«Id a presentaros a los sacerdotes».

Y sucedió que, mientras iban de camino, quedaron limpios. Uno de ellos, viendo que estaba curado, se volvió alabando a Dios a grandes gritos y se postró a los pies de Jesús, rostro en tierra, dándole gracias.

Este era un samaritano.

Jesús, tomó la palabra y dijo:

«¿No han quedado limpios los diez?; los otros nueve, ¿dónde están? ¿No ha habido quien volviera a dar gloria a Dios más que este extranjero?».

Y le dijo:

«Levántate, vete; tu fe te ha salvado».

martes, 12 de noviembre de 2024

Somos siervos...

 San Josafat, obispo y mártir

Martes de la XXXII Semana del T.O.

Cómo nos cuesta hacer una tarea y que no nos premien. Parece que necesitamos siempre el reconocimiento, Hasta los neurólogos han descubierto que cuando eso ocurre se liberan dos sustancias en nuestro cerebro, la dopamina y la endorfina, las llamadas hormonas de la felicidad. Y es bueno que se reconozca lo que hacemos, pero no vivamos exclusivamente para ser reconocidos. La humildad propia del discípulo de Cristo busca y obtiene otros premios.


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Lc 17,7-10

En aquel tiempo, dijo el Señor:

«¿Quién de vosotros, si tiene un criado labrando o pastoreando, le dice cuando vuelve del campo:

"Enseguida, ven y ponte a la mesa"?

¿No le diréis más bien:

"Prepárame de cenar, cíñete y sírveme mientras como y bebo, y después comerás y beberás tú"?

¿Acaso tenéis que estar agradecidos al criado porque ha hecho lo mandado? Lo mismo vosotros: cuando hayáis hecho todo lo que se os ha mandado, decid:

"Somos siervos inútiles, hemos hecho lo que teníamos que hacer"».

lunes, 11 de noviembre de 2024

Si tuvierais fe...

San Martín de Tours, obispo 

Lunes de la XXXII Semana del T.O.

¡Ay qué difícil esto que nos pide el evangelio hoy! Que perdonemos a quien nos ofende una y otra vez. Que si nos lo pide siete veces, pues otras tantas que perdonemos. Y es que desde la óptica puramente humana se nos antoja imposible. Pero claro, si piensas y sientes como Dios o has tenido la experiencia profunda de su misericordia, seguramente que sea viable. Así que todo parece que el corazón tocado por Dios hace posible que en lo cotidiano Dios se revele por sus actos.


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Lc 17,1-6

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Es imposible que no haya escándalos; pero ¡ay de quien los provoca!

Al que escandaliza a uno de estos pequeños, más le valdría que le ataran al cuello una piedra de molino y lo arrojasen al mar. Tened cuidado.

Si tu hermano te ofende, repréndelo, y si se arrepiente, perdónalo; si te ofende siete veces en un día, y siete veces vuelve a decirte: "Me arrepiento", lo perdonarás».

Los apóstoles le dijeron al Señor:

«Auméntanos la fe».

El Señor dijo:

«Si tuvierais fe como un granito de mostaza, diríais a esa morera: "Arráncate de raíz y plántate en el mar", y os obedecería».

domingo, 10 de noviembre de 2024

Todo lo que tenía para vivir...

XXXII Domingo del T.O.

Dicen que las primeras comunidades cristianas vivían como su fueran uno. Oraban juntos, aprendían juntos, celebraban juntos, colaboraban juntos y sentían lo mismo. Tenían tan reciente en el tiempo el espíritu de la buena nueva que nada ni nadie perturbaba su horizonte. Dicen también que el paso del tiempo y la institucionalización de fe condujo a una vivencia más superficial de la fe. Que con el tiempo aprendieron los creyentes a hacer las cosas por apariencia, con superficialidad y con el objetivo de tranquilizar las conciencias. Pero esto no es nuevo. Esto ya lo advertía Jesucristo. Y nosotros, en 2024, nos debería interpelar. ¿Cuál es mi aportación al nuevo reino de Dios?


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Mc 12,38-44

En aquel tiempo, Jesús, instruyendo al gentío, les decía:

«¡Cuidado con los escribas! Les encanta pasearse con amplio ropaje y que les hagan reverencias en las plazas, buscan los asientos de honor en las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes; y devoran los bienes de las viudas y aparentan hacer largas oraciones. Esos recibirán una condenación más rigurosa».

Estando Jesús sentado enfrente del tesoro del templo, observaba a la gente que iba echando dinero: muchos ricos echaban mucho; se acercó una viuda pobre y echó dos monedillas, es decir, un cuadrante.

Llamando a sus discípulos, les dijo:

«En verdad os digo que esta viuda pobre ha echado en el arca de las ofrendas más que nadie. Porque los demás han echado de lo que les sobra, pero esta, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir».

viernes, 8 de noviembre de 2024

Hijos de la luz...

 Viernes de la XXXI Semana del T.O.

Es fácil que consideren desde fuera del ámbito religioso que la bondad, la generosidad o cualquiera de los valores cristianos que acompañan al creyente sean, en consecuencia un símbolo de su debilidad o fragilidad. En otras palabras, que de bueno pasen a considerarnos tontos. Pero la bondad no está reñida con la astucia. El Evangelio necesita hombres y mujeres profundamente creyentes y despiertos intelectualmente. Hábiles en el diálogo, astutos en la negociación. Trabajar por el reino de Dios exige poner todos los talentos al servicio del Evangelio.


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Lc 16,1-8

En aquel tiempo, decía Jesús a sus discípulos:

«Un hombre rico tenía un administrador, a quien acusaron ante él de derrochar sus bienes.

Entonces lo llamó y le dijo:

"¿Qué es eso que estoy oyendo de ti? Dame cuenta de tu administración, porque en adelante no podrás seguir administrando".

El administrador se puso a decir para sí:

"¿Qué voy a hacer, pues mi señor me quita la administración? Para cavar no tengo fuerzas; mendigar me da vergüenza. Ya sé lo que voy a hacer para que, cuando me echen de la administración, encuentre quien me reciba en su casa".

Fue llamando uno a uno a los deudores de su amo y dijo al primero:

"¿Cuánto debes a mi amo?".

Este respondió:

"Cien barriles de aceite".

Él le dijo:

"Toma tu recibo; aprisa, siéntate y escribe cincuenta".

Luego dijo a otro:

"Y tú, ¿cuánto debes?".

Él dijo:

"Cien fanegas de trigo".

Le dice:

"Toma tu recibo y escribe ochenta".

Y el amo alabó al administrador injusto, porque había actuado con astucia. Ciertamente, los hijos de este mundo son más astutos con su propia gente que los hijos de la luz».

jueves, 7 de noviembre de 2024

Ese acoge a pecadores...

 Jueves de la XXXI Semana del T.O.

Ciertamente, Dios se alegra con el regreso de cada uno de sus hijos tras un período de distancia. Somos nosotros los que a veces ni deseamos ni buscamos la reconciliación con el hermano que se alejó. A veces hasta se impone entre nosotros el rencor y la venganza. Por eso es tan importante contemplar el misterio de Dios, de su infinita misericordia, su forma de mirar al interior de cada uno y acercarlo a él. Ojalá la fe nos ayude a participar de esa esencia amorosa de Dios.


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Lc 15,1-10

En aquel tiempo, solían acercarse a Jesús todos los publicanos y los pecadores a escucharlo. Y los fariseos y los escribas murmuraban diciendo:

«Ese acoge a los pecadores y come con ellos».

Jesús les dijo esta parábola:

«¿Quién de vosotros que tiene cien ovejas y pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto y va tras la descarriada, hasta que la encuentra? Y, cuando la encuentra, se la carga sobre los hombros, muy contento; y, al llegar a casa, reúne a los amigos y a los vecinos, y les dice:

"¡Alegraos conmigo!, he encontrado la oveja que se me había perdido".

Os digo que así también habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse.

O ¿qué mujer que tiene diez monedas, si se le pierde una, no enciende una lámpara y barre la casa y busca con cuidado, hasta que la encuentra? Y, cuando la encuentra, reúne a las amigas y a las vecinas y les dice:

"¡Alegraos conmigo!, he encontrado la moneda que se me había perdido".

Os digo que la misma alegría tendrán los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierta».

miércoles, 6 de noviembre de 2024

¿Discípulos míos?

 Santos Pedro Poveda Castroverde e Inocencio de la

Inmaculada Canoura Arnau, presbíteros,

y compañeros, mártires

Miércoles de la XXXI Semana del T.O.

A estas alturas no deberían extrañarnos las condiciones exigentes para el discípulo. El seguidor de Cristo adquiere libremente un compromiso que inunda su vida entera, todas sus dimensiones, con la garantía de que asienta el sentido de su vida sobre cimientos sólidos. Puede temblar, ser azotada por el viento, doblarse, parecer que se agota, pero si está arraigado sobre la roca firme de la fe en Cristo no desfallece. Quizá hoy sea un momento de gracia para interrogarnos sobre lo que nos vincula al Cristo, lo que significa ser discípulo y si nos hemos comprometido plenamente o seguimos racaneando.


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Lc 14,23-33

En aquel tiempo, mucha gente acompañaba a Jesús; él se volvió y les dijo:

«Si alguno viene a mí y no pospone a su padre y a su madre, a su mujer y a sus hijos, a sus hermanos y a sus hermanas, e incluso a sí mismo, no puede ser discípulo mío.

Quien no carga con su cruz y viene en pos de mí, no puede ser discípulo mío.

Así, ¿quién de vosotros, si quiere construir una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, a ver si tiene para terminarla?

No sea que, si echa los cimientos y no puede acabarla, se pongan a burlarse de él los que miran, diciendo:

“Este hombre empezó a construir y no pudo acabar”.

¿O qué rey, si va a dar la batalla a otro rey, no se sienta primero a deliberar si con diez mil hombres podrá salir al paso del que lo ataca con veinte mil?

Y si no, cuando el otro está todavía lejos, envía legados para pedir condiciones de paz.

Así pues, todo aquel de entre vosotros que no renuncia a todos sus bienes no puede ser discípulo mío».

lunes, 4 de noviembre de 2024

Serás bienaventurado, porque no pueden pagarte...

 San Carlos Borromeo, Obispo

Lunes de la XXXI Semana del T.O.

Nos gusta rodearnos de nuestra familia y amigos para celebrar cualquier acontecimiento significativo en nuestra vida. Y eso es importante. Pero pensemos que los cristianos formamos una nueva familia en la que no todos pensamos igual ni sentimos igual ni siquiera hacemos las mismas cosas. Eso nos arrastra a descubrir las diferencias, pero es que en el banquete al que Dios nos invita cabemos todos. Para pensarlo, ¿verdad?


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Lc 14,12-14

En aquel tiempo, Jesús dijo a uno a de los principales fariseos que lo había invitado:

«Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos; porque corresponderán invitándote, y quedarás pagado.

Cuando des un banquete, invita a pobres, lisiados, cojos y ciegos; y serás bienaventurado, porque no pueden pagarte; te pagarán en la resurrección de los justos».

domingo, 3 de noviembre de 2024

No estáis lejos del reino de Dios...

 XXXI Domingo del T.O.

No lo dudamos los creyentes, el mandamiento más importante para nosotros es el de amar, pero amar a Dios tiene un compromiso ineludible con los hermanos, con los demás. Y dicho mandamiento se hace difícil cuando se trata de amar a aquellos hermanos con los que no simpatizamos o que se han convertido en un obstáculo. Asistimos estos días una prueba increíble de compromiso con el prójimo en esta ola de solidaridad que la tragedia del este español ha despertado. Ojalá no necesitásemos tragedias para cumplir con este mandato del amor.


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Mc 12,28b-34

En aquel tiempo, un escriba se acercó a Jesús y le preguntó:

«¿Qué mandamiento es el primero de todos?».

Respondió Jesús:

«El primero es: «Escucha, Israel, el Señor, nuestro Dios, es el único Señor: amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu ser». El segundo es este: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo». No hay mandamiento mayor que estos».

El escriba replicó:

«Muy bien, Maestro, sin duda tienes razón cuando dices que el Señor es uno solo y no hay otro fuera de él; y que amarlo con todo el corazón, con todo el entendimiento y con todo el ser, y amar al prójimo como a uno mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios».

Jesús, viendo que había respondido sensatamente, le dijo:

«No estás lejos del reino de Dios».

Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas.

viernes, 1 de noviembre de 2024

De ellos es el reino de los cielos...

 Fiesta de Todos los Santos

Viernes de la XXX Semana del T.O.

En este día todos los creyentes renovamos el camino de todos a la santidad. Es una vocación a la que Dios nos llama y cuyo camino nos señaló en el texto del evangelio de Mateo que hoy proclamamos en la celebración de la Eucaristía. Un camino que contrasta frontalmente con algunas de las propuestas que nuestra sociedad nos hace. Es un camino de elecciones y decisiones, pero es, sobre todo, un camino de dones y de gracia. El cumplimiento de las etapas de las bienaventuranzas no es fácil, pero recuerda: para Dios nada hay imposible.


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Mt 5,1-12a

En aquel tiempo, al ver Jesús el gentío, subió al monte, se sentó y se acercaron sus discípulos; y, abriendo su boca, les enseñaba diciendo:

«Bienaventurados los pobres en el espíritu,

porque de ellos es el reino de los cielos.

Bienaventurados los mansos,

porque ellos heredarán la tierra.

Bienaventurados los que lloran,

porque ellos serán consolados.

Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia,

porque ellos quedarán saciados.

Bienaventurados los misericordiosos,

porque ellos alcanzarán misericordia.

Bienaventurados los limpios de corazón,

porque ellos verán a Dios.

Bienaventurados los que trabajan por la paz,

porque ellos serán llamados hijos de Dios.

Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia,

porque de ellos es el reino de los cielos.

Bienaventurados vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo».