Jueves de la XXXII Semana del T.O.
Quizá sigamos esperando algún
espectáculo de fuegos artificiales o fenómenos naturales extraordinarios que
nos anuncien la llegada inminente del reino de Dios. Pero no. Parece que es
algo más sutil y que se retroalimenta de la acción de Dios y de la colaboración
inestimable de muchos creyentes. Todo ello es lo que hace patente el reino de
Dios. Pero hoy podremos preguntarnos si esto nos lo creemos.
Lc 17,20-25
En aquel tiempo, los fariseos
preguntaron a Jesús:
«¿Cuándo va a llegar el reino de
Dios?».
Él les contestó:
«El reino de Dios no viene
aparatosamente, ni dirán: "Está aquí" o "Está allí",
porque, mirad, el reino de Dios está en medio de vosotros».
Dijo a sus discípulos:
«Vendrán días en que desearéis
ver un solo día del Hijo del hombre, y no lo veréis.
Entonces se os dirá: "Está
aquí" o "Está allí"; no vayáis ni corráis detrás, pues como el
fulgor del relámpago brilla de un extremo al otro del cielo, así será el Hijo
del hombre en su día.
Pero primero es necesario que
padezca mucho y sea reprobado por esta generación».
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