viernes, 8 de noviembre de 2024

Hijos de la luz...

 Viernes de la XXXI Semana del T.O.

Es fácil que consideren desde fuera del ámbito religioso que la bondad, la generosidad o cualquiera de los valores cristianos que acompañan al creyente sean, en consecuencia un símbolo de su debilidad o fragilidad. En otras palabras, que de bueno pasen a considerarnos tontos. Pero la bondad no está reñida con la astucia. El Evangelio necesita hombres y mujeres profundamente creyentes y despiertos intelectualmente. Hábiles en el diálogo, astutos en la negociación. Trabajar por el reino de Dios exige poner todos los talentos al servicio del Evangelio.


Reza Laudes en tu dispositivo

Reza Vísperas en tu dispositivo

Lc 16,1-8

En aquel tiempo, decía Jesús a sus discípulos:

«Un hombre rico tenía un administrador, a quien acusaron ante él de derrochar sus bienes.

Entonces lo llamó y le dijo:

"¿Qué es eso que estoy oyendo de ti? Dame cuenta de tu administración, porque en adelante no podrás seguir administrando".

El administrador se puso a decir para sí:

"¿Qué voy a hacer, pues mi señor me quita la administración? Para cavar no tengo fuerzas; mendigar me da vergüenza. Ya sé lo que voy a hacer para que, cuando me echen de la administración, encuentre quien me reciba en su casa".

Fue llamando uno a uno a los deudores de su amo y dijo al primero:

"¿Cuánto debes a mi amo?".

Este respondió:

"Cien barriles de aceite".

Él le dijo:

"Toma tu recibo; aprisa, siéntate y escribe cincuenta".

Luego dijo a otro:

"Y tú, ¿cuánto debes?".

Él dijo:

"Cien fanegas de trigo".

Le dice:

"Toma tu recibo y escribe ochenta".

Y el amo alabó al administrador injusto, porque había actuado con astucia. Ciertamente, los hijos de este mundo son más astutos con su propia gente que los hijos de la luz».

No hay comentarios:

Publicar un comentario