lunes, 18 de noviembre de 2024

Al lado del camino...

 Lunes de la XXXIII Semana del T.O.

Y resulta que unos regañaban al ciego sentado al borde del camino porque gritaba pidiendo que el Dios de la misericordia actuase en él. Parece increíble y malsano, pero no tan lejano en el tiempo y el espacio. ¿Acaso no nos quejamos de aquellos que con una apariencia radicalmente distinta a la de los hombres y mujeres de bien se acercan a cualquier cola, de cualquier institución o a las puertas de nuestros templos? ¿Es que no miramos mal al pobre que a la puerta de la iglesia demanda nuestra ayuda? Somos así, sí. Pero Dios apela a nuestra identidad más profunda atendiendo y obrando en el pobre que hemos dejado al lado del camino, al menos de nuestro camino.


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Lc 18,35-43

Cuando se acercaba Jesús a Jericó, había un ciego sentado al borde del camino pidiendo limosna. Al oír que pasaba gente, preguntaba qué era aquello; y le informaron:

«Pasa Jesús el Nazareno».

Entonces empezó a gritar:

«¡Jesús, hijo de David, ten compasión de mí!».

Los que iban delante lo regañaban para que se callara, pero él gritaba más fuerte:

«¡Hijo de David, ten compasión de mí!».

Jesús se paró y mandó que se lo trajeran.

Cuando estuvo cerca, le preguntó:

«¿Qué quieres que haga por ti?».

Él dijo:

«Señor, que recobre la vista».

Jesús le dijo:

«Recobra la vista, tu fe te ha salvado».

Y enseguida recobró la vista y lo seguía, glorificando a Dios. Y todo el pueblo, al ver esto, alabó a Dios.

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