Presentación de la Santísima Virgen
Jueves de la XXXIII Semana del T.O.
Nos sorprende el llanto de
Jesucristo sobre la ciudad de Jerusalén. Pero es posible que el llanto continúe
y que nosotros hoy, miembros de la nueva Jerusalén no queramos ver los peligros
que nos acechan. La ceguera se asoma a nuestras puertas de muy diversas formas.
Y nada como las divisiones internas para generar inquietud en esta barca que
navega en dirección al nuevo reino de Dios.
Lc 19,41-44
En aquel tiempo, al acercarse
Jesús a Jerusalén y ver la ciudad, lloró sobre ella, mientras decía:
«¡Si reconocieras tú también en
este día lo que conduce a la paz! Pero ahora está escondido a tus ojos.
Pues vendrán días sobre ti en que
tus enemigos te rodearán de trincheras, te sitiarán, apretarán el cerco de
todos lados, te arrasarán con tus hijos dentro, y no dejarán piedra sobre
piedra. Porque no reconociste el tiempo de tu visita».
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