San Alberto Magno, obispo y doctor
Viernes de la XXXII Semana del T.O.
La descripción de Lucas de la
llegada del Reino es apocalíptica. Parece el final del mundo diseñado por
Hollywood. Quizá sea una llamada de atención a aquellas primeras comunidades
que vivían su fe perseguidos, escondidos y atemorizados porque estaba en juego
el evangelio, pero también la propia vida. Y también es una llamada de atención
a nosotros, a nuestra vida de fe, a nuestra forma de ser creyentes en el siglo
XXI.
Lc 17,26-37
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus
discípulos:
«Como sucedió en los días de Noé,
así será también en los días del Hijo del hombre: comían, bebían, se casaban
los hombres y las mujeres tomaban esposo, hasta el día en que Noé entró en el
arca; entonces llegó el diluvio y acabó con todos.
Asimismo, como sucedió en los
días de Lot: comían, bebían, compraban, vendían, sembraban, construían; pero el
día que Lot salió de Sodoma, llovió fuego y azufre del cielo y acabó con todos.
Así sucederá el día que se revele
el Hijo del hombre.
Aquel día, el que esté en la
azotea y tenga sus cosas en casa no baje a recogerlas; igualmente, el que esté
en el campo, no vuelva atrás.
Acordaos de la mujer de Lot.
El que pretenda guardar su vida,
la perderá; y el que la pierda, la recobrará.
Os digo que aquella noche estarán
dos juntos: a uno se lo llevarán y al otro lo dejarán; estarán dos moliendo
juntas: a una se la llevarán y a la otra la dejarán».
Ellos le preguntaron:
«¿Dónde, Señor?».
Él les dijo:
«Donde está el cadáver, allí se
reunirán los buitres».
No hay comentarios:
Publicar un comentario