Jesucristo, rey del universo
Domingo XXXIV del T.O.
Dos formas de entender la
autoridad. Mientras Pilato manifiesta que el poder temporal se entiende como un
poder sobre las personas, la autoridad de Jesucristo se reafirma porque es para
los demás. Su autoridad es un servicio a la verdad, a Dios y en consecuencia a
todos los hombres. Solo tiene sentido porque aporta sentido a los otros. Y ahí
es donde radica su capacidad de persuadir y convencer. Una interpelación al ejercicio
del poder y de la autoridad en el siglo XXI, especialmente cuando muchos
ciudadanos han quedado en la estacada porque no pueden continuar el ritmo frenético
de esta sociedad de cimientos inestables.
Jn 18,33b-37
En aquel tiempo, Pilato dijo a
Jesús:
«¿Eres tú el rey de los judíos?».
Jesús le contestó:
«¿Dices eso por tu cuenta o te lo
han dicho otros de mí?».
Pilato replicó:
«¿Acaso soy yo judío? Tu gente y
los sumos sacerdotes te han entregado a mí; ¿qué has hecho?».
Jesús le contestó:
«Mi reino no es de este mundo. Si
mi reino fuera de este mundo, mi guardia habría luchado para que no cayera en
manos de los judíos. Pero mi reino no es de aquí».
Pilato le dijo:
«Entonces, ¿tú eres rey?».
Jesús le contestó:
«Tú lo dices: soy rey. Yo para
esto he nacido y para esto he venido al mundo: para dar testimonio de la
verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz».
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