domingo, 7 de octubre de 2018

Por la dureza de vuestro corazón...


La dureza del corazón del hombre se aleja de la libertad y el amor que Dios nos dedica. Mientras el criterio de Dios para actuar con nosotros es el amor y la libertad, nosotros seguimos empeñados en imponernos normas que se alejan y nos separan de la voluntad de Dios. Por eso conviene recordar que el principio de los mandamientos es el amor. Su incumplimiento es actuar sin amor. Y nada más puro que el amor de los niños. Por eso Jesús los acoge y muestra el camino de la construcción del verdadero Reino de Dios.

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Marcos 10, 2-16
En aquel tiempo, acercándose unos fariseos, preguntaban a Jesús para ponerlo a prueba: ¿Le es lícito al hombre repudiar a su mujer?
Él les replicó: ¿Qué os ha mandado Moisés?
Contestaron: Moisés permitió escribir el acta de divorcio y repudiarla.
Jesús les dijo: Por la dureza de vuestro corazón dejó escrito Moisés este precepto. Pero al principio de la creación Dios los creó hombre y mujer. Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne. De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Pues lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre.
En casa, los discípulos volvieron a preguntarle sobre lo mismo. Él les dijo: Si uno se repudia a su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra la primera. Y si ella repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio.
Acercaban a Jesús niños para que los tocara, pero los discípulos los regañaban. Al verlo, Jesús se enfadó y les dijo: Dejad que los niños se acerquen a mí: no se lo impidáis, pues de los que son como ellos es el reino de Dios. En verdad os digo que quien no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él.

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