El seguimiento del Señor no es un
acto de supremo voluntarismo del ser humano. La iniciativa en el camino del
seguimiento no depende de un acto humano… No depende de las ganas, ni de las
circunstancias personales de cada uno. En primer lugar, la vocación surge de la
llamada del Señor. Pero, además necesita que la llamada se asiente en el tiempo
con voluntad humana, pero sobre todo con la acción del Espíritu. Cultivar la
vocación exige dejar crecer a Dios en nuestro interior y poner de nuestra parte
lo necesario para que así sea.
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Lucas 9, 57-62
En aquel tiempo, mientras Jesús y
sus discípulos iban de camino, le dijo uno: Te seguiré adondequiera que vayas.
Jesús le respondió:
Las zorras tienen madriguera, y los pájaros del cielo nidos, pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza.
Las zorras tienen madriguera, y los pájaros del cielo nidos, pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza.
A otro le dijo: Sígueme.
Él respondió: Señor, déjame
primero ir a enterrar a mi padre.
Le contestó: Deja que los muertos
entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el reino de Dios.
Otro le dijo: Te seguiré, Señor.
Pero déjame primero despedirme de los de mi casa.
Jesús le contestó: Nadie que pone
la mano en el arado y mira hacia atrás vale para el reino de Dios.
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