Iniciamos hoy una serie de entradas en el Blog de la Unidad Pastoral en el que haremos presentes a aquellos paisanos nuestros que recibieron la llamada del Señor a la vocación sacerdotal, a la vida religiosa o a la vida consagrada. Ellos han sido, son y serán un testimonio viviente del seguimiento fiel al Señor para todos nosotros. Nos alegra poder compartir su testimonio más personal, su motor de vida y los proyectos que les ilusionan. Los vemos mucho o poco por nuestros pueblos, pero los acompañamos en la oración y en el recuerdo.
Iniciamos esta serie con el testimonio de Pedro Luis, natural de Fontanillas, sacerdote de la Orden de los Carmelitas Descalzos que ejerce su ministerio en Ecuador, lejos de nuestra tierra. Pero nos visita cada poco tiempo. Os dejamos su testimonio de vida.
Cascales,
Sucumbíos, Ecuador
5
de octubre de 2018
Queridos amigos de la Unidad
Pastoral La Hiniesta-Montamarta:
¡Qué alegría me da poder compartir mis
experiencias de fe con vosotros, desde la Amazonía Ecuatoriana, en este mes de
octubre en el que coinciden la fiesta de San Atilano, patrono de la diócesis de
Zamora, y la celebración del DOMUND, lo que hace que este mes esté dedicado a las
misiones!
Cuando estaba en Fontanillas, hace
unas semanas, don Matías me pidió que compartiera unas líneas con todos
vosotros, contando cómo ha sido mi proceso vocacional, o lo que es lo mismo, cuáles
han sido los caminos por los que Dios me ha llevado hasta llegar aquí, a este
lugar del Oriente de Ecuador, en la selva de la Amazonía.
Nací en Fontanillas de Castro,
hace
ya unos cuantos años, allá por 1960. Mis padres, Felipe y Severiana, siguen en
el pueblo. A los once años, coincidiendo con el cambio a la E.G.B., fui a
estudiar al seminario “El Carmelo” de los PP. Carmelitas de León, donde acabé B.U.P.
De ahí, ya con inquietudes vocacionales, fui a Reinosa, donde hice el C.O.U. y
el noviciado, que es el año de ingreso en la vida religiosa. Tras seis años en
Burgos donde estudié teología y me hice Carmelita recibí la ordenación sacerdotal,
y el “cantamisa” posterior en
Fontanillas el día de la Fiesta de Santiago Apóstol del año 1986.
Desde niño, la llamada que yo
sentía de Dios era a la vida misionera, por lo que, tras nueve años de trabajo
en España, vi cumplido el sueño de poder ir a la Misión Carmelita de Sucumbíos,
en el Nororiente ecuatoriano. Una zona pobre y muy conflictiva, frontera con
Colombia y con todos sus problemas de guerrilla, narcotráfico y violencia. Allí
pasé 16 años muy felices, con una interrupción de dos para poder hacer la
licenciatura en Teología Pastoral en Ávila y Madrid.
En el año 2011, fui a Tucumán, en
el norte de Argentina, a una parroquia de los Carmelitas muy pobre y muy
conflictiva, donde teníamos que lidiar a diario con las drogas, la violencia
extrema, asesinatos, suicidios… En el año 2016 volví a Ecuador para iniciar un
trabajo con los niños más pobres de nuestra complicada parroquia de Guayaquil. Hoy
estoy llegando de nuevo al Oriente de Ecuador, a la provincia de Sucumbíos
donde pasé aquellos primeros dieciséis años.
¿Ya os aburrí con tantas fechas? Estos
son los datos fríos, pero si tuviera que quedarme con algo importante de estos
años de visitas a las comunidades, caminatas por el lodo de la selva, alegrías
y tristezas… me quedaría con las “Casas de los Niños Santa Teresita”.
Es el proyecto del que os quiero hablar…
Nació la primera Casa
de los Niños en el año 1990, con el fin de ayudar, en todos los
sentidos, a los niños que más lo necesitaban. Crecieron estos lugares, y ahora
ya son diez las casas que reciben diariamente a más de 300 niñas y niños. Van
por las tardes, pues las clases son por la mañana, y reciben apoyo escolar, talleres
y diversas actividades, además de recibir una merienda. Tenemos también un comedor
infantil, que atiende diariamente a más de cien niños que vienen a
estudiar al pueblo desde muy lejos. Y como la Seguridad Social no existe, atendemos
a cincuenta Adultos Mayores en un Centro de Día donde reciben el
desayuno, la comida y realizan actividades con las que llenan toda la mañana.
Son muchas las actividades diarias
llevadas a cabo por las 16 personas que trabajan con los niños y los adultos, y
que reciben un sueldo para poder sacar adelante a sus familias. Pero también contamos
con voluntarios, personas que, por algunos periodos de tiempo, nos acompañan
desde España, Alemania, y,cómo no, desde el mismo Ecuador. ¡Cuánto me gustaría
que alguien de Fontanillas, o de la Unidad Pastoral, pudiera venir de
voluntaria/o! Estáis invitados. Son muchas necesidades y muchas las actividades
encaminadas a satisfacerlas. Necesidad de manos que colaboren, pero también
necesidades económicas.
Comenzábamos este mes de octubre,
mes de las misiones, con la fiesta de Santa Teresita, una monjita, que sin
salir nunca de su convento, se convirtió en la Patrona de las Misiones, igual
que San Francisco Javier, que recorrió el mundo (y Patrona también de las Casas
de los Niños). ¿Por qué Patrona de las misiones? Porque con su oración por los
misioneros, fue ella misma misionera. En la fiesta del DOMUND se nos invita a
orar y a ayudar económicamente. Orar por los que estamos por aquí lejos y
ayudar a que podamos seguir con esta vocación de servir y ayudar a los que más
lo necesitan.
Muchas gracias por haber tenido la
paciencia de leer esto, y que como se decía antes por esos pueblos: ¡Que Dios os
lo pague!
Pedro Luis Rodríguez Aliste, ocd
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