A veces los
silencios de Dios nos inquietan, nos asustan, como a Tomás. No parece que sea fácil
caminar ante la falta de visibilidad y el silencio. Parece que se oscurece el
día y los senderos se difuminan. El camino de la fe es también un camino que a
veces se oscurece. Solo Jesús ofrece el camino para avanzar.
Jn 14,1-6
En aquel
tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
- «Que no
tiemble vuestro corazón; creed en Dios y creed también en mí. En la casa de mi
Padre hay muchas estancias; si no fuera así, ¿os habría dicho que voy a
prepararos sitio? Cuando vaya y os prepare sitio, volveré y os llevaré conmigo,
para que donde estoy yo, «estéis también vosotros. Y adonde yo voy, ya sabéis
el camino.»
Tomás le
dice:
- «Señor, no
sabemos adónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?»
Jesús le
responde:
- «Yo soy el
camino, y la verdad, y la vida. Nadie va al Padre, sino por mí.»
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