San Juan de Ávila, Presbítero
Nuestras agendas llenas de contenidos, de reuniones,
eventos y celebraciones se han ido vaciando de motivos. Nos encontramos y vemos
rostros tristes, infelices… Nos hemos dejado inundar por comida rápida y
artificial, pero la verdadera necesidad es llenarnos de un nuevo motivo para
vivir. Solo eso llenará de sentido y motivaciones nuestras agendas. El
encuentro con el Resucitado es ese motivo para vivir plenamente.
Jn 6,52-59
En aquel tiempo, disputaban los judíos entre sí:
- «¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?»
Entonces Jesús les dijo:
- «Os aseguro que si no coméis la carne del Hijo del hombre
y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe
mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día.
Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera
bebida.
El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en
él.
El Padre que vive me ha enviado, y yo vivo por el Padre;
del mismo modo, el que me come vivirá por mí.
Éste es el pan que ha bajado del cielo: no como el de
vuestros padres, que lo comieron y murieron; el que come este pan vivirá para
siempre.»
Esto lo dijo Jesús en la sinagoga, cuando enseñaba en
Cafarnaún.
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