La savia de la vid pasa de la raíz y el tronco a los
extremos, del centro a los sarmientos. Así es la vida de los creyentes. La
verdadera vida los creyentes se sustenta en Cristo. El cristiano que se
desvincula de su vida de fe y de la comunión de la Iglesia no da fruto, se
seca. La vida del creyente se vacía en cuanto se aleja de Dios.
Jn 15,1-8
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
- «Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador. A
todo sarmiento mío que no da fruto lo arranca, y a todo el que da fruto lo
poda, para que dé más fruto. Vosotros ya estáis limpios por las palabras que os
he hablado; permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el sarmiento no puede dar
fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no
permanecéis en mí.
Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en
mí y yo en él, ése da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada. Al
que no permanece en mí lo tiran fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los
recogen y los echan al fuego, y arden.
Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en
vosotros, pediréis lo que deseáis, y se realizará. Con esto recibe gloria mi
Padre, con que deis fruto abundante; así seréis discípulos míos.»
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