IV Domingo de Pascua
Jesús anuncia la venida del Espíritu Santo. Ese gran
olvidado de nuestra vida de fe. El artífice del tiempo de la Iglesia, la
persona de la Trinidad que invocamos para que nos asista, para que guíe la
senda de la Iglesia. Repitamos en los próximos días las palabras que se
refieren al Espíritu Santo en el Credo.
Jn 14,23-29
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
- El que me ama guardará mi palabra y mi Padre lo amará y
vendremos a él y haremos morada en él. El que no me ama no guardará mis
palabras. Y la palabra que estáis oyendo no es mía, sino del Padre que me
envió.
Os he hablado ahora que estoy a vuestro lado; pero el
Paráclito, el Espíritu Santo, que enviará el Padre en mi nombre, será quien os
lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os he dicho.
La Paz os dejo, mi Paz os doy: No os la doy como la da el
mundo. Que no tiemble vuestro corazón ni se acobarde. Me habéis oído decir: «Me
voy y vuelvo a vuestro lado.» Si me amarais os alegraríais de que vaya al
Padre, porque el Padre es más que yo. Os lo he dicho ahora, antes de que
suceda, para que cuando suceda, sigáis creyendo.
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