IV Domingo de Pascua
Estamos muy habituados en nuestra tierra al trabajo de los pastores. Más
que un trabajo es una dedicación exclusiva al ganado. El pastor sabe lo que
supone cada oveja, las cuida y guía. Jesús apela a la imagen del pastor que
guía a su rebaño. Dicha imagen fue usada en los primeros siglos por la Iglesia
y hoy permanece. El obispo es el pastor que orienta, guía, cuida, alimenta a la
comunidad cristiana. Somos miembros de ese gran rebaño que Dios guía. Somos
Iglesia. Somos Comunidad que camina.
Jn 10,27-30
En aquel tiempo, dijo Jesús:
-Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco y ellas me siguen, y yo les
doy la vida eterna; no perecerán para siempre y nadie las arrebatará de mi
mano.
Mi Padre, que me las ha dado, supera a todos y nadie puede arrebatarlas de
la mano de mi Padre.
Yo y el Padre somos uno.
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