San
Matías, Apóstol
El
seguimiento de Jesús llena la vida del discípulo de alegría. Es un tesoro, es vivir en la
Alegría que Cristo transmite. Esa alegría es contagiosa. Es tan grande que el
apóstol siente la necesidad de irradiarla a su alrededor. La alegría verdadera
no se puede esconder. Es la que brota del Amor.
Jn
15,9-17
En
aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
-«Como
el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced en mi amor. Si guardáis
mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; lo mismo que yo he guardado los
mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.
Os
he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría
llegue a plenitud.
Éste
es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado. Nadie tiene
amor más grande que el que da la vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos,
si hacéis lo que yo os mando.
Ya
no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: a vosotros
os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer.
No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido y os he
destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto dure. De modo que lo
que pidáis al Padre en mi nombre os lo dé.
Esto
os mando: que os améis unos a otros.»
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