La voluntad de Dios es clara: que
no se pierda ni uno solo de los que han sido llamados. ¿por qué, a veces, nos
empeñamos nosotros en separar, dividir, desunir…? Hemos ido dejando a un lado
el profundo sentido fraternal de la comunidad… Pascua nos brinda una
oportunidad única de recuperarla…
Jn 6,35-40
En aquel tiempo, dijo Jesús a la
gente:
- «Yo soy el pan de la vida. El
que viene a mí no pasará hambre, y el que cree en mí nunca pasará sed; pero,
como os he dicho, me habéis visto y no creéis.
Todo lo que me da el Padre vendrá
a mí, y al que venga a mí no lo echaré afuera, porque he bajado del cielo, no
para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado.
Ésta es la voluntad del que me ha
enviado: que no pierda nada de lo que me dio, sino que lo resucite en el último
día.
Ésta es la voluntad de mi
Padre:'que todo el que ve al Hijo y cree en él tenga vida eterna, y yo lo
resucitaré en el último día.»
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