sábado, 2 de mayo de 2020

¿A quién vamos a acudir...?


San Atanasio. Sábado de la III Semana de Pascua
El momento que estamos viviendo ahora mismo es propicio para reflexionar, para hacerse preguntas. Es posible que algunos de los hombres tengan asentada su existencia en el único cimiento de la acumulación. A veces escuchar a grandes empresarios, algunos políticos y sectores de la sociedad (de la alta) atestiguan esa motivación vital. Sin embargo, el paso del coronavirus nos está dejando patente que eso no sirve de nada. De un día para otro pierdes la salud, la compañía, incluso la propia vida. Y lo haces solo sin que de nada sirva la riqueza material acumulada. Toman un sentido único las palabras del Evangelio: “solo tú tienes palabras de vida eterna…”

Juan 6, 60-69
En aquel tiempo, muchos discípulos de Jesús, al oírlo, dijeron:
«Este modo de hablar es duro, ¿quién puede hacerle caso?».
Adivinando Jesús que sus discípulos lo criticaban, les dijo:
«¿Esto os escandaliza?, ¿y si vierais al Hijo del hombre subir a donde estaba antes? El Espíritu es quien da vida; la carne no sirve de nada. Las palabras que os he dicho son espíritu y vida. Y con todo, hay algunos de vosotros que no creen».
Pues Jesús sabía desde el principio quiénes no creían y quién lo iba a entregar.
Y dijo:
«Por eso os he dicho que nadie puede venir a mí, si el Padre no se lo concede».
Desde entonces, muchos discípulos suyos se echaron atrás y no volvieron a ir con él.
Entonces Jesús les dijo a los Doce:
«¿También vosotros queréis marcharos?».
Simón Pedro le contestó:
«Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna; nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo consagrado por Dios».

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