Viernes de la
IV Semana de Pascua
No se turbe vuestro corazón, dice el Señor. A pesar de
la dificultad, de la aparente ausencia del Resucitado, el cristiano debe
mantener la esperanza. Pero no es una esperanza pasiva, de sofá y pantalla.
¡No! La Esperanza del creyente radica en una actitud proactiva, motivada por la
fe y la adhesión personal a Cristo.
Juan 14, 1-6
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus
discípulos:
«No se turbe vuestro corazón, creed
en Dios y creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas estancias; si
no fuera así, ¿os habría dicho que voy a prepararos sitio? Cuando vaya y os
prepare un lugar, volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo, estéis
también vosotros. Y adonde yo voy, ya sabéis el camino».
Tomás le dice:
«Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo
podemos saber el camino?»
Jesús le responde:
«Yo soy el camino y la verdad, y la
vida. Nadie va al Padre, sino por mí».
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