Lunes de la V Semana
de Pascua
Comienza Jesús el anuncio de la venida del Espíritu
Santo tras una pregunta interpelante de Judas: ¿por qué has venido a nosotros?
La pregunta sería la misma si hubiera dicho: ¿por qué nos has elegido a
nosotros? La respuesta de Jesús puede parecer enigmática, pero encierra el gran
misterio del amor de Dios. Él toma la iniciativa y nos elige y nosotros, desde
la más absoluta libertad, respondemos a esa llamada desde lo más profundo de
nuestro ser. Respondemos con amor al amor recibido y en eso se nota que somos
testigos. Esas preguntas siguen hoy presentes en nuestra vida ajetreada y
ocupada. Busquemos muy dentro las respuestas.
Juan 14, 21-26
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus
discípulos:
«El que acepta mis mandamientos y los
guarda, ese me ama; y el que me ama será amado por mi Padre, y yo también lo
amaré y me manifestaré a él».
Le dijo judas, no el Iscariote:
«Señor, ¿qué ha sucedido para que te
reveles a nosotros y no al mundo?».
Respondió Jesús y le dijo:
«El que me ama guardará mi palabra, y
mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él.
El que no me ama no guarda mis
palabras. Y la palabra que estáis oyendo no es mía, sino del Padre que me
envió.
Os he hablado de esto ahora que estoy
a vuestro lado, pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que enviará el Padre en
mi nombre, será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os he
dicho».
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