domingo, 9 de mayo de 2021

A vosotros os llamo sembradores del amor...

 VI Domingo de Pascua

El amor de Dios se concreta en el amor fraterno. Es muy cómodo decir que amamos a Dios, pero el criterio diario de ese amor no es otro que el amor al hermano. Dicho amor se traduce en actitudes muy concretas, tanto como difíciles de llevar a cabo. Nuestro entorno, reducido, en el que todos nos conocemos, es la comunidad en la que el amor de Dios se encarna. Y nosotros somos los agentes responsables de la encarnación del amor. Nuestra convivencia diaria, nuestra ayuda mutua… cada gesto recrea el amor de Dios… o lo destruye…


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Juan 15, 9-17

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Como el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced en mi amor.

Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.

Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud.

Este es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado.

Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos.

Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando.

Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer.

No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto permanezca.

De modo que lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo dé.

Esto os mando: que os améis unos a otros».

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