Felipe y Santiago, apóstoles
Lunes de la V Semana de Pascua
Felipe, como nosotros hoy, sabe
que la meta de la vida del creyente es estar junto a Dios. Sin embargo, le
cuesta entender que el camino exclusivo para llegar a ver a Dios y a estar en
plena comunión con él es la fe en Jesucristo. No estamos lejos nosotros de la
misma tentación de Felipe: pensamos que sería mejor y más rápido llegar a Dios
directamente, sin la mediación de su Hijo. A veces, incluso llegamos a
construir una fe a nuestra medida, irreal y caprichosa.
Juan 14, 6-14
En aquel tiempo, dijo Jesús a
Tomás:
«Yo soy el camino, y la verdad, y
la vida. Nadie va al Padre, sino por mí».
«Si me conocéis a mí, conoceréis
también a mi Padre. Ahora ya lo conocéis y lo habéis visto».
Felipe le dice:
«Señor, muéstranos al Padre y nos
basta».
Jesús le replica:
«Hace tanto que estoy con
vosotros, ¿y no me conoces, Felipe? Quien me ha visto a mí ha visto al Padre.
¿Cómo dices tú: "Muéstranos al Padre"? ¿No crees que yo estoy en el
Padre, y el Padre en mí? Lo que yo os digo no lo hablo por cuenta propia. El
Padre, que permanece en mí, él mismo hace las obras, Creedme: yo estoy en el
Padre, y el Padre en mí. Si no, creed a las obras.
En verdad, en verdad os digo: el
que cree en mí, también él hará las obras que yo hago, y aún mayores, porque yo
me voy al Padre. Y lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre
sea glorificado en el Hijo. Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré».
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