San José Obrero
Sábado de la IV Semana de Pascua
Hasta la venida de Jesús, Dios
era difícil de conocer. Se había revelado en la zarza, en la nube, a algunos en
los sueños, pero seguí resultando poco concreto. El ser humano siempre se
pregunta cómo acceder a Dios. Pues ahora se nos ha revelado en Jesucristo.
Quien lo conoce a Él conoce al Padre.
Juan 14, 7-14
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus
discípulos:
«Si me conocéis a mí, conoceréis
también a mi Padre. Ahora ya lo conocéis y lo habéis visto».
Felipe le dice:
«Señor, muéstranos al Padre y nos
basta».
Jesús le replica:
«Hace tanto que estoy con
vosotros, ¿y no me conoces, Felipe? Quien me ha visto a mí ha visto al Padre.
¿Cómo dices tú: "Muéstranos al Padre"? ¿No crees que yo estoy en el
Padre, y el Padre en mí? Lo que yo os digo no lo hablo por cuenta propia. El
Padre, que permanece en mí, hace las obras. Creedme: yo estoy en el Padre, y el
Padre en mí. Si no, creed a las obras.
En verdad, en verdad os digo: el
que cree en mí, también él hará las obras que yo hago, y aún mayores, porque yo
me voy al Padre. Y lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre
sea glorificado en el Hijo. Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré».
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